domingo, 26 de febrero de 2017

PICARDIA

Me gusta la picardía de tu sonrisa y tus ojos claros (esos que me discutís que no son claros) con el misterio que desatan. Jamás te confesare cuanto me gusta lo que nos rodea en tu casa. Mucho menos la tranquilidad que nos brinda. No voy a dar lugar a la posibilidad que te enteres que quisiera besarte cada parte de ti. A la fascinación que logras que sienta. Lo que me divierte y emboba tu libertad. Tampoco hablare de los restos de miedo que me generas. No te asustes que en ese momento no me movilizo, ni un poco.
Sera que soy consciente del marco que nos envuelve. Como si fuese a Video Visión y alquilara una película – Prepara todo para desgustar la peli porque una vez que vos aprietes “play “  la vas a ver, la vas a analizar y disfrutarla pero al otro día la vas a tener que devolver y no vas a poder tenerla siempre-. Disfruta Chinita, analiza, absorbe y fotografía detalle por detalle  guardándolo en algún lugar de tu memoria sabiendo que al finalizar la tendrás que devolver porque no te pertenece. Porque quizá, quien lo dice, otra persona este deitelandose con ella en este momento o hoy por la noche.
Pero… claro! Vos sos esa película que no me cansa. La cual no me permite pestañar, la que no quiero pausar para ir al baño, de la que no quiero perderme ninguna palabra cuando se arma el barulló de fondo y todo el mundo dice “shhh”.  Pero… Claro! Cada tanto puedo ver porque me ganaron de antemano en Video Visión. 
Y quizás eso sea lo que me retiene en tu persona, 
ser consciente de que no nos pertenecemos, que nos pedimos prestado algunas veces.
Unos besos, contarnos que nos paso en ese tiempo que perdimos, unas palabras que adornen y se acabó. Un mimo, tres mimos y hasta luego. Pero en ese tiempo me siento  parte de una ecuación matemática perfecta sin margen de error y que exista algún cero en rojo. Sentimientos a la cero, más paréntesis, vos más yo, cierre de paréntesis , menos tus historias, menos mis mambos, más besos al cuadrado, menos ropa. Igual a un perfecto y ovalado cero.
Mi fanatismo por conocer un poco más de vos de lo ya conocido o lo que debo haber escuchado sobre vos, me hizo verte ciertas veces como la gran incógnita que necesitaba resolver .  Ese digno de pregunta que existe en la ecuación. Ahí estaba mirando el techo, yo que nunca supe  hacer amistad con la intriga ;  con los sentidos extasiados de placer, de ansiedad y sobre todo de dudas. Con más ganas que nunca de hallarle la “X” a la ecuación que representas. Ý admiración, esa que te hace rebalsar los ojos de un brillo peculiar.  Ahí estabas vos, empujando tu sonrisa que hacías colapsar mis intrigas.
De  a poco comencé a descifrar tus gustos y costumbre. Como que el día que disfrutas son los Domingos y que no tenes lado en la cama, que tenes tu lugar en tu sillón. Y hasta comencé yo a querer disfrutar los Domingos y no tener un lugar específico ni en mi cama pero si un lugar en tu sillón. Comencé a saborear tus formas de desenvolverte. Y casi sin darme cuenta me vi admitiendo gustar de tener primera fila para contemplarte articular.

Me vi atraída no solo por nuestros cuerpos, sino por la seducción de una mente que lograba romper mis certezas. Me vi queriéndote escuchar. Queriéndote sanar los golpes de algún pasado violento. Con intención de querer conocer cada grieta, cada rincón. Nos vi queriéndonos en todos los sentidos pero por sobre todo en la que no todos logran degustar (para mi suerte). Queriéndote aun sabiendo que no sos ni un te quiero mío. Te quiero sabiéndote de nadie, de todas partes y aun así algo nos hace encontrarnos en la misma cama. Te quiero por la incertidumbre que me hace buscarte y no por quererte cambiar, porque si perderías tu encanto ya no te quisiese al lado mío.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario